domingo, 29 de junio de 2008

Tíbet libre, ¿a qué precio?

Tengo necesidad de escribir sobre muchos temas. Tengo la experiencia de saber que si hablo de todos se hace una ensalada de la cual no es posible descifrar nada. Así que evitaré las dispersiones.

El mundo está necesitando un vuelco. Es urgente.

Mi cabeza, lo admito, es bastante conspirativa. Quiero decir que no suelo ser sencillo en mis pensamientos. Sobre todo cuando miro al mundo desde un prisma político.

Hace poco hice un video de apoyo a la campaña por la libertad del Tíbet. Realmente, toda causa que tenga como finalidad la liberación de los oprimidos es justa. Ninguna opresión puede ser tolerada. Podemos justificarlas, según la tendencia de cada uno. Porque la cabeza es capaz de justificarlo todo. Pero para evitar estos excesos tenemos el sentido común. Que muchos lo ubican en la cabeza, por esas cosas de unificar razonamientos con ideas. Sin embargo, creo que el sentido común nace más abajo, a la altura del pecho. Lo que tiene sentido es lo que tiene encaje interno. Y no me refiero al encaje superficial de la efectividad o eficientismo, me refiero al encaje con los valores más profundos del ser humano. Podríamos sintetizar esta idea así: el sentido común es aquel que se expresa en la profunda emoción de estar haciendo lo mejor para uno y para todos.

Pero estaba intentando hablar del Tíbet, ¿ven lo que les digo sobre las dispersiones?

Del Tíbet es el Dalai Lama. Un personaje confuso, no seguro.

Recuerdo cuando mi madre me contaba estupefacta el encuentro entre Jorge Arbusto (h) y el Dalai. Me contaba la repulsión que le había sobrevenido viéndolos abrazados. No es para menos. Tuve la suerte de no mirar ninguna foto de tan repugnante hecho.

Sin embargo maticé, que quizás el encuentro podía no haber sido del todo amistoso, o podía ser que el Dalai Lama aprovechara los medios de comunicación que le proporcionaban el estar junto a uno de los ineptos más importantes de este planeta. En fin, intenté buscarle un lado amable, que si bien posible, no nos convencía a ninguno.

El tema quedó ahí. Pero de golpe descubro que la campaña de desprestigio de China, basada en el hecho de la opresión del pueblo tibetano tiene un empuje inusitado. Ningún otro pueblo oprimido tiene tanta prensa ni tantos opinólogos profesionales ocupándose del tema.

¿Era un primer paso a una nueva acometida interplanetaria en favor de los desvalidos?

Comencé a sospechar. Porque eran los mismos medios desinformadores los que estaban poniendo en primera plana el tema del Tíbet. Y en un momento muy concreto, previo a unos juegos olímpicos. Previo a que el mundo pueda descubrir que China sea quizás, hoy por hoy, la verdadera primera potencia del mundo.

¿Pero qué pinta el Dalai Lama en todo esto?

Ni siquiera es un representante genuino del Tíbet, ya que su secta budista, no es la mayoritaria. Y él no es precisamente un personaje demasiado querido por esas tierras. Algo olía mal.

Leí una nota hace poco que echaba bastante luz sobre este asunto.

El Dalai Lama fue al rancho de Míster Bush a buscar un premio que le otorgaba el gobierno de los Estados Unidos. ¿Qué servicios había prestado o iría a prestar a los interesas de Halliburton y compañía el calvete Lama?

Mis pensamientos conspirativos se desatan y una lucha entre superpotencias, comenzando una nueva guerra fría no es el sueño más reconfortante. Más bien es una pesadilla.

Pero claro, EEUU intenta construir en Polonia y Chequia un escudo antimisiles, que no es más que una nueva versión de la Guerra de las Galaxias del período Reagan. Así que tenemos en el patio trasero de Moscú un arsenal capaz de volar por los aires toda la galaxia. Claro que desde Moscú y desde un poco más lejos, Pekín, advierten que eso es intolerable. Y que no están dispuestos a quedarse de brazos cruzados si la punta de un misil norteamericano se les mete en ... la nariz.

Es así como podemos sostener una campaña de desprestigio y domesticar a la opinión pública, para que opine lo que le dicta Dios al oído a Georgie.

¿Entonces el Dalai Lama está dispuesto a todo con tal de defender a su querido pueblo tibetano? Imagino a Berlusconi con todos sus canales de televisión contestando que sí. ¿Pero quién objetaría este supuesto con un no?

Quizás alguien que se sacara de la manga de la memoria el pedido por parte del Dalai Lama para que el gobierno inglés no entregara a Pinochet a la justicia española. Un acto de no muy buen karma.

No doy muchas respuestas, pretendo dar más bien, preguntas. Porque la duda, poner las informaciones tan veraces de nuestras benditas corporaciones informativas en tela de juicio. Creo que es muy sano.

Y aclaro, antes que me señalen que no tengo nada contra la cultura budista, ni contra sus tradiciones, ritos y creencias. Muy por el contrario comulgo con ellos en muchos aspectos espirituales, morales e ideológicos.

También sigo creyendo firmemente que ninguna minoría excluida debe ser tolerada. Pero discrepo en que sean los EEUU los que abanderen la emancipación y levanten sus barras y estrellas en nombre de la libertad.

Quiero un Tíbet libre. Sin chinos que los opriman y sin bases militares de la OTAN en el corazón de Asia.


http://www.dailymotion.com/maruchoq/video/x5ibx6_free-tibet-no-violencia_news

http://www.michelcollon.info/articles.php?dateaccess=2008-06-26%2013:48:48&log=articles

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